lunes, 28 de enero de 2013

Las peripecias de un garbanzo en la boca de un mellao: Cap. 4

Bueno, queridos lectores, como bien sabéis por entradas anteriores estoy escribiendo actualmente un libro, así que aquí os dejo los dos primeros párrafos del 4º capítulo para que os vayáis enganchando.


Capítulo 4
Me levanté a las tantas de la madrugada, empapado en sudor y con la cama completamente deshecha. Me había pasado toda la noche dando vueltas y más vueltas hasta que, al fin, había conseguido dormirme. Sudor, sueño, era todo lo que había en mí en ese momento. No era capaz de despejar mi cabeza, y cuanto más lo intentaba más volvían mis testarudos pensamientos a Lara y a aquel asesinato. El miedo se apoderaba poco a poco de mi subconsciente. A pesar de que era un incidente aislado y que era difícil que se tratase de un asesino en serie, no paraba de preocuparme que fuera familiar de Luna y Lara, y pensar que había estado tan cerca de ellas y que ellas podrían ser las siguientes todavía me asustaba más. Me dirigí al baño a despejarme, no sin antes mirar el reloj: las 4:37 de la madrugada. Demasiado pronto para ir a clase, demasiado tarde para volver a dormir. Sólo quedaba esperar, hacer tiempo hasta la hora de ir a la universidad. Me lavé la cara y fui a la cocina a prepararme un café bien cargado. No me iba a servir de mucho, ya que sabía que el sueño me invadiría en el momento más inoportuno, pero al menos me mantendría ocupado durante 10 o 15 minutos y despierto hasta las 12 de la mañana aproximadamente.

Encendí el televisor y todo lo que hacían eran programas de tele-tienda y tarot. Cada vez me parecía más insulsa la televisión y la veía menos. Aquella caja tonta llena, de programación que no veía nadie o que dejaban mucho a desear acerca de la poca cultura del país en el cual me encontraba, provocaba en mí un desprecio hacia la sociedad capaz de tragar toda esa porquería. Me dediqué a limpiar y ordenar un poco la casa, recoger mi habitación y limpiar los cacharros de la cocina haciendo el menor ruido posible para no despertar a alguno de mis vecinos. Para cuando me quise dar cuenta eran las 7:30 de la mañana y tenía que empezar a recoger las cosas, ducharme e ir a clase. Aun así, la clase de psicología social no me sacaba nada de la cabeza hasta que empezamos a hablar de cómo hacer un perfil psicológico. Esa parte me interesó mucho. Estuve atento y, durante toda la clase, mis pensamientos fueron a otro lugar, a otro momento completamente diferente al mío, como si fuese un universo paralelo. Era como si mis preocupaciones y problemas se hubiesen evaporado para hacer que mi vida, durante apenas 2 horas, fuese tranquila y normal. Con la ilusión de la distracción pensé que ya había pasado, todo lo que me pasaba por la cabeza no me rondaría más, pero me equivocaba. A pesar de todo, aquello me daba vueltas y más vueltas. Cuando llegué a casa me puse a trabajar al instante. Quería mantener mi estado de ánimo de clase durante el mayor tiempo posible y no volver a mi realidad, con tantos cambios durante estos últimos meses. Desde que entré en la universidad mi vida había cambiado mucho y, aunque en parte me gustaban los cambios que habían surgido, había tantas cosas que me habían trastocado mi tranquilidad y mi rutina que me planteaba cómo volver a mi estabilidad pre-universitaria. Aun así intentaba parecer lo más normal posible, no me gustaba que la gente se preocupase por cosas mías que pasaban por mi cabeza, y menos todavía si se trataba de Lara o Luna, ya que, además de mi preocupación, aumentaría la suya y se sentirían culpables por hacerme sentir así. 


domingo, 20 de enero de 2013

Diferentes formas de ver las cosas

Había una vez dos hombres en una sala. Uno de ellos le saco al otro un folio en blanco con un punto negro en el medio y le dijo a su amigo:

-¿Qué ves aquí?
-Un punto negro.
-¿En serio sólo ves eso? ¿Y el blanco que hay alrededor?

Muchas veces nos fijamos en una cosa solamente, en lo negativo, en lo que resalta. Sin embargo, no nos damos cuenta de lo que rodea a esas cosas.

Mucha gente es muy pesimista. Si les enseñasen el mismo folio, ellos solamente verían un punto negro y nada más. Tiene que haber alguien que les enseñe el resto, el blanco del folio, dónde han llegado por ellos mismos y todo lo que han conseguido con su esfuerzo, sin necesidad de ver lo negativo. Centrarse en lo que nos ocurre cuando estamos mal no nos va a ayudar, y caerte y no querer levantarte no te va a ayudar a ponerte de pie, sólo te pondrás de pie cuando lo intentes, cuando aceptes que no te puedes quedar ahí tendido cual alfombra. La vida no siempre es negra, puede ser de muchos colores, según los ojos con los que la mires. Puede que para una persona que es notario, ser un universitario en 2º de carrera no sea nada, pero para una persona que no ha podido estudiar es un sueño a cumplir. No dejemos nuestros sueños por pesimismo, no nos centremos en lo que vemos negativo, sino en todo lo que es blanco, positivo, que nos rodea y que es muchísimo más grande que ese punto en el centro del folio, esa gota de negatividad que lo único que hace es hacernos pensar que no somos lo suficientemente buenos, cuando la realidad es que somos mejores de lo que nosotros mismos nos imaginamos. Somos cualquier cosa en potencia y podemos llegar a ser lo que nos dé la real gana, con más tiempo y esfuerzo o con menos, pero podemos llegar.

No veamos solamente aquello que es negativo a las cosas, veamos aquello que nos ayuda, lo que somos, en lo que nos hemos convertido. No nos equivoquemos, todo lo que hemos conseguido lo hemos conseguido nosotros. Los exámenes no los han hecho otros, los hemos hecho nosotros, aunque fuera nos hayan dado ayuda. Oposiciones, selectivo, carrera, TODO lo hemos conseguido nosotros y no hay por qué avergonzarse cuando se necesita ayuda, porque tarde o temprano todos necesitaremos esa ayuda.

miércoles, 16 de enero de 2013

Pena de muerte

Comienzo la entrada con una escena de El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo. 
"Muchos vivos merecerían la muerte, y algunos que mueren merecen la vida. ¿Podrías dársela tú, Frodo? No seas ligero a la hora de adjudicar muerte o juicio, ni los sabios pueden discernir esos extremos". 

Con esta escena de una de mis películas favoritas me gustaría reflexionar sobre un tema muy importante como es la pena de muerte. 

Tal como dice Gandalf, no se puede adjudicar vida o muerte tan rápidamente. A título personal, y siento ser tan bestia, me parece patética la gente que es capaz de decir "pues yo a éste, por lo que ha hecho lo mataba" con ejemplos tan claros como el de José Bretón. Es cierto, y no le excuso de ninguna de las maneras, cuando digo que ese hombre merece lo peor que le pueda pasar en su vida por la tremenda brutalidad que ha hecho con sus hijos, pero no se puede decir que merece la muerte. Nadie en el mundo tiene potestad para decidir si una persona debe o no morir. Según estudios realizados, en estados de Estados Unidos dónde está permitida la pena de muerte, de cada 10 personas que se ejecutan 2 son inocentes. Es una proporción de un 20%, pero que no sea el familiar nuestro quien es condenado a muerte siendo inocente. ¡No se puede atribuir vida o muerte a nadie! Aunque se mate al hombre del ejemplo, José Bretón, no van a volver a la vida ninguno de sus hijos, y esa es la realidad. ¿Realmente quieres que sufra? Haz que se pudra en la cárcel con un sistema penal que realmente cumpla al 100% las condenas que impone y que se puedan poner cadenas perpetuas, pero de ninguna manera matar a un asesino, psicópata o cualquier tipo de asesino en serie, va a devolver la vida de quien ha matado aquella persona. Habrá que hacer que esa persona sufra en la cárcel, lo pase mal y ya es suficiente el mero hecho de estar en la cárcel, encerrado de por vida (y ojalá sea así), sin ver más allá que unas vallas y unos muros de hormigón que te privan de la libertad que todo el mundo ansiamos. 

Quiero llamar a las conciencias de las personas para que reflexionen sobre ese tema, no se puede juzgar de vida o muerte tan rápido a una persona. Recuerda que todo puede ser un error, que una persona yendo marcha atrás en un coche puede atropellar a un niño y matarle y ha sido un accidente, y sin embargo le será impuesta la pena de muerte, pero esa muerte, además de ser injusta por ser un accidente, no hará que ese niño reviva, no paliará el dolor de los padres, estremecidos hasta puntos que son imposibles de imaginar para las personas que no lo hemos pasado, por la pérdida de un hijo. 

Me gustaría reflexionar sobre todo lo dicho, pensemos dos veces antes de decir que nadie merece vivir o morir. Simplemente, pensadlo por segunda vez antes de decir unas palabras tan duras y tan grandes, y a las que no les damos toda la importancia que merecen. 

martes, 8 de enero de 2013

La historia de los bebés


Buenas tardes queridos lectores. Aquí dejo un artículo que me ha conmovido a la vez que impresionado por el doble significado del texto. Animo a que lo leáis y reflexionéis. 

En el vientre de una mujer embarazada estaban dos bebes conversando cuando uno le preguntó a la otra:
– ¿Crees en la vida después del nacimiento?
La respuesta fue inmediata:
- Claro que sí. Algo tiene que haber después del nacimiento. Tal vez estemos aquí principalmente porque precisamos prepararnos para lo que seremos mas tarde.
- Bobadas, no hay vida después del nacimiento! ¿Cómo sería esa vida?
- Yo no sé exactamente, pero ciertamente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y comamos con la boca.
- Eso es un absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? Es totalmente ridículo! El cordón umbilical es lo que nos alimenta. Yo solamente digo una cosa: la vida después del nacimiento es una hipótesis definitivamente excluida – el cordón umbilical es muy corto.
- En verdad, creo que ciertamente habrá algo. Tal vez sea apenas un poco diferente de lo que estamos habituados a tener aquí.
- Pero nadie vino de allá, nadie volvió después del nacimiento. El parto apenas encierra la vida. Vida que, a final de cuentas, es nada más que una angustia prolongada en esta absoluta oscuridad.
- Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del nacimiento, pero, con certeza, veremos a mamá y ella cuidará de nosotros.
-¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde supuestamente estaría ella?
- ¿Dónde? En todo alrededor nuestro! En ella y a través de ella vivimos. Sin ella todo eso no existiría.
- Yo no creo! Yo nunca vi ninguna mamá, lo que comprueba que mamá no existe.
- Bueno, pero, a veces, cuando estamos en silencio, puedes oírla cantando, o sientes cómo ella acaricia nuestro mundo. ¿Sabes que? Pienso, entonces, que la vida real nos espera ahí fuera y que, ahora apenas estamos preparándonos para ella.