La Revolución
Francesa fue el cambio político más importante que se produjo en Europa, a
fines del siglo XVIII. No fue sólo importante para Francia, sino que sirvió de
ejemplo para otros países, en donde se desataron conflictos sociales similares,
en contra de un régimen anacrónico y opresor, como era la monarquía. Esta Revolución
significó el triunfo de un pueblo pobre, oprimido y cansado de las injusticias,
sobre los privilegios de la nobleza feudal y del estado absolutista.
Durante el
reinado de Luis XIV (1643-1715), Francia se hallaba bajo el dominio de una
monarquía absolutista, el poder de rey y de la nobleza era la base de este
régimen, pero en realidad el estado se encontraba en una situación económica
bastante precaria, que se agravó por el mal gobierno de Luis XV (bisnieto de
Luis XIV), y que tocó fondo durante el reinado de Luis XVI, gobernante bien
intencionado, pero de carácter débil, por lo que se lo llamaba el buen Luis.
"Los gastos militares y un lustro de malas
cosechas crearon una gravísima situación social. La mayoría de la población se
vio en la miseria mientras el lujo y el despilfarro del rey y la nobleza
continuaban como si nada. Luis XVI se negó a realizar cualquier tipo de reforma
y defendió los privilegios de la aristocracia frente al hambre de sus súbditos,
que se estaban hartando de la injusticia."
El mantenimiento
de un estado absolutista demandaba mucho dinero, ya que:
Existía un gran número de funcionarios en el
gobierno y cada uno buscaba su propio beneficio.
Se tenía que
mantener un gran ejército permanente.
La corte vivía
rodeada de lujos.
Algunos ministros
de Hacienda trataron de encontrar una solución a esta crisis, pero sus medidas
sólo complicaron más la situación.
Aparece un nuevo
problema:
En envió de
tropas a América de Norte, para defender su posiciones territoriales, antes el
avance de gobierno inglés, en la guerra de los Estados Unidos.
Consecuentemente
la monarquía se endeudó mucho más.
Soluciones
Propuestas:
·
Se recurrió al tradicional intento
de aumentar los impuestos.
·
Se trató de conseguir que la
nobleza también aporte su correspondiente diezmo, medida que provocó la ira y
oposición de esta última clase social, que estaba dispuesta a defender sus
privilegios feudales, hasta el punto de enfrentar la monarquía.
Para que no se
empeorara su situación económica la nobleza trató de acaparar más cargos en la
burocracia estatal, y además, aumentó la explotación de los campesinos que
trabajaban en sus tierras, exigiéndoles mayores contribuciones.
Resumiendo:
a.
La economía del país estaba
arruinada.
b.
Los nobles consecuentemente
sufrían dramas financieros.
c.
El clero no recibía el diezmo por
parte del pueblo.
d.
La burguesía quería acceder a
cargos públicos.
e.
Los campesinos
estaban cansados del poder feudal.
A 19 km del palacio
de Versalles, lugar dónde residía la realeza de Francia, se gestó la Revolución.
Comenzaba en ese momento la era de la Ilustración.
Desde la Edad Media,
la sociedad se había establecido en tres clases distintas, establecidas desde
el nacimiento: Nobleza, Clero y Pueblo llano. La Ilustración empieza a
cuestionar esta división. París es, en el momento en el que Luis XVI comienza a
gobernar con 20 años, el centro neurálgico de la filosofía.
Podemos decir que la
Ilustración se basaba en lo siguiente: desconfía de la autoridad, desconfía de
todo lo que ha habido hasta ese momento y desconfía de lo que te han hecho
creer que es lo mejor y empieza a pensar por ti mismo. La idea de que una
persona pudiese acceder, mediante una pequeña cantidad de dinero, a una
alfabetización y a una educación era una idea revolucionaria totalmente. Cabrá
añadir que el aumento del precio de la harina hace, por consiguiente, el
aumento del precio del alimento más básico para los franceses: el pan. Sin
embargo, todo esto siempre acababa a la puerta del Palacio de Versalles, lugar
dónde siempre había comida más que de sobra y dónde no se les ponía pegas a
nada. La misma monarquía fue recriminada mediante algunos escritos alegando que
era culpa de la misma que todo el pueblo estuviera pasando hambre.
A partir de que los
diputados del pueblo llano que formaban la Asamblea Nacional fueran silenciados
por los diputados de la nobleza y el clero, se reunieron en la sala del juego
de la pelota, lugar donde se comenzarían a gestar algunos de los principios de
la Revolución. Para que el pueblo no pudiese mantener lo que decían sus
diputados, el rey Luis XVI añadió parte del ejército a que mantuviese al pueblo
contenido. Sin embargo el pueblo empezó a atacar las armerías y consiguieron
cerca de 28.000 mosquetes para luchar. Sólo les faltaba la pólvora y sabían que
la podrían encontrar en la Bastilla, de modo que fue el comienzo de la Revolución,
la búsqueda de pólvora para enfrentarse a la coaccion que estaban recibiendo por
parte del rey y que les daría paso a que las ideas de la Ilustración fuesen
llevadas a cabo, aunque fuera mediante la violencia. De esa manera, con la
expulsión del Jacques Necker como ministro de economía de Francia (el ministro
preferido del pueblo) solamente quedaba una opción: REVOLUCIÓN.
Cuando el director
de la bastilla, Bernard de Launay, se entera de que la bastilla quiere ser
tomada cierra las puertas e intenta impedirlo, pero los revolucionarios asaltan
la fortaleza y arremeten contra los guardias con cuchillos y lanzas.
Finalmente, de Launay se rinde, pero la población le saca de la Bastilla, le
apalea, mata y, finalmente, decapita y pone su cabeza en una lanza para
pasearla por las calles de Francia.
Después de la toma
de la Bastilla y que el pueblo empezase a destruirla ladrillo a ladrillo, se
firma una nueva constitución: “La declaration de droits de l’homme et du
citoyen”. En esta declaración de
derechos se abolen las diferencias entre los hombres alegando que todos ellos
son totalmente iguales. También se decía que la soberanía pertenecía a la
nación. Una vez conseguida la nueva constitución los ciudadanos pedían que
todas las personas fuesen iguales en derechos, y Robespierre pidió la libertad
de prensa, anulada por el Antiguo Régimen. La prensa queda encabezada por un
periódico en concreto: “L’ami du peuple” escrito por Jean Paul Marat. Éste
periódico era uno de los más radicales. En las páginas de su periódico Marat
decía que había revoluciones por doquier y que la única manera de parar aquello
era la sangre y las cabezas cortadas.
Con el
posicionamiento de nuevo de las tropas del ejército alrededor de París y con la
victoria de la toma de la Bastilla aún reciente, Marat insta al pueblo a entrar
en acción: “Gente de París, es el momento de que abráis los ojos, salid de
vuestro letargo, despertad. Una vez más, ¡despertad!
La familia Real de
Luis XVI se vio atacada por un grupo de mujeres que consiguieron entrar en el
Palacio Real. Estas mujeres atacaron y mataron a algunos guardias, los
decapitaron y clavaron sus cabezas en lanzas. Buscaron a María Antonieta al
grito de “¡queremos las entrañas de la reina!”. La familia Real tuvo que
aceptar las exigencias del pueblo y trasladarse a París, yéndose de Versalles. Para
el pueblo, esto quería decir que si estaban en París atenderían lo que el
pueblo pedía.
En mayo de 1791 la
familia Real lleva ya 2 años en París, la toma de la Bastilla también tiene dos
años y Robespierre continúa en la Asamblea Nacional, dando discursos y teniendo
como principales a las personas. Pronto fue apodado “el incorruptible”.
En 1791 Luis XVI se
decide que es hora de volver a retomar el poder, y decide abandonar el Palacio
de las Tullerias y avanzar hacia la frontera más cercana. El rey y la reina se
disfrazan de criados y escapan de París. Comienza la fuga de Varennes. Sin
embargo, su intento de fuga no llega más allá. El rey esperaba que en cuanto la
gente le viese se armase una Revolución a favor de él, pero los súbditos no se
alegraban de verle y en intento de huir de París hizo que perdiese el apoyo que
tenía. El pueblo pensaba que no solo al rey no le importaba su pueblo, sino que
les abandonaba, y pensaban que su rey era un traidor. Luis XVI es capturado y
pasa a ser prisionero de la Asamblea Nacional.
Robespierre lucha
por la abolición de la pena de muerte, pero no es escuchado y el físico Joseph
Ignace Guillotine crea una nueva manera de decapitar que hace que la anterior
fuese obsoleta. De esta manera, la decapitación, solo reservada para los
nobles, pasa a ser para todo el pueblo como síntoma de igualdad. Marat, por su
parte, está a favor y en su periódico publica un artículo dando nombre al
aparato: Guillotina (también será conocida como “la cuchilla nacional”).
Por otra parte, en
la Asamblea Nacional se propone dar una declaración de guerra a Austria, ya que
piensan que un ataque preventivo impedirá que vengan en ayuda de Luis XVI y
también que él ocupe el trono. Robespierre se opone, ya que piensa que los
aliados de Austria ganarán la guerra y
reinstaurarán el poder del monarca.
Con el ejército
francés teniendo bajas en la frontera, llega la noticia de que el aliado de
Austria, Prusia, se une a la invasión.
10 de agosto de
1792, 27.000 cuidadanos armados se dirigen al Palacio de las Tullerias e
inician un ataque salvaje contra los guardias reales. El rey huye y busca
protección en la Asamblea Nacional, pero ya no le reconocen como tal y le es
quitado el título. Así es como se da origen a la República Francesa.
La cuchilla de la
guillotina se bautiza con los guardias reales que no han muerto en la defensa
del Palacio de las Tullerias, y Robespierre, que no estaba a favor de la pena
de muerte, cambia de opinión. La familia real está en prisión.
Para los franceses,
el nacimiento de la República Francesa se haría efectivo solamente si el
monarca caía.
Por otro lado,
Georges-Jacques Danton insta a todas las personas que se unan al campo de
batalla contra Austria y Prusia, ya que están perdiendo territorios y vidas muy
rápidamente. La retórica de Danton hace que muchos se animen a ir al frente. Al
irse tanta gente a combatir, París se queda lleno de presos políticos y casi
sin gente. La posibilidad de que los prisioneros hagan un motín o algo similar
hace que el miedo cunda entre la gente. De esta manera, Marat dice que lo que
deben hacer es bajar a las prisiones y matar a todo aquel que esté dentro.
Además hay que tener en cuenta que el ejército de Austria y Prusia se acercaba,
y si conseguía tomar contacto con la gente de las prisiones podría haber sido
algo terrible para los ciudadanos franceses.
En la primera semana
de septiembre llega la noticia de que Austria y Prusia han llegado hasta
Verdun, y se encuentran a tan solo unos pocos kilómetros de París. El miedo que
asolaba París explota y los sans-culotte entran en las
prisiones, sobre todo en aquellas en las que había nobleza, clero y presos
políticos en general, y asesinan a todos los prisioneros que consideraban
traidores de la Revolución. Las mujeres fueron violadas, los curas destripados
y los aristócratas descuartizados. Más de 1.600 personas son asesinadas en
apenas unos días.
Robespierre se da
cuenta de que las cosas han ido muy lejos y que la gente no puede dirigir sola
la Revolución, necesitan un guía. Por esto mismo, y con la fuerza de sus
palabras, Robespierre se convierte en el candidato perfecto para guiar a la Revolución.
Francia lleva a su
rey a la palestra para que tenga un juicio. Los girondinos, más moderados,
piden que no se acabe con su vida, lo que les deja a un lado de la Convención. Los girondinos
querían una república, pero no creían necesario tener que matar al rey para
conseguirla. Los jacobinos, por su parte más radicales, querían la sangre del
rey y eran mayores en número.
En todos los
sistemas existentes en ese momento sólo había un castigo para la traición, y
ese castigo era la muerte. Por eso mismo, el rey Luis XVI fue condenado
culpable el 20 de enero de 1793 y sentenciado a muerte. A la mañana siguiente
Luis XVI es llevado al patíbulo y guillotinado a las 10:22 de la mañana,
delante de un pueblo al que nunca había servido como rey. El pueblo le abucheó
hasta el momento final de su vida y después de que la cabeza sin vida del
monarca cayera en el cesto el pueblo seguía abucheandole, y más tarde
celebrarían su muerte. Mientras tanto, en la prisión se encontraba la familia
del monarca, de la cual se despidió el dia anterior, y su mujer, Maria
Antonieta, oye los cañones que indican que su marido ha sido guillotinado. Con
esta ejecución se toma como vencedora la Revolución Francesa.
El ambiente festivo
por la muerte del monarca es más que evidente, pero los contrarios a la Revolución
salen buscando Marat, ya que había sido él el principal personaje que pedía que
rodasen tantas cabezas.
En este momento nos
encontramos con las dos facciones de pueblo divididas por unas ideas muy
diferentes. Por una parte los jacobinos, que desean que haya mayor dureza en
cuanto a las muertes de los traidores para que no haya posibilidad de que la Revolución
caiga. Por otra parte los girondinos, que quieren que ya no corra más sangre
por miedo a una guerra civil. Marat decidió en ese momento escribir en su
periódico una reseña a los girondinos, así como publicar una lista de nombres
con los que él creía que iban en contra de la Revolución. Pero las voces de
Marat no llegaron a las afueras de París, donde los campesinos pedían que
cesase el derramamiento de sangre.
Charlotte Corday,
una chica francesa, ve a Marat como el principal personaje que ha hecho que
rodasen tantas cabezas (y no se equivocaba), de modo que decide engañar a Marat
diciendole que tiene una lista de traidores, a lo que Marat le invita a que
fuese mientras él tomaba uno de sus baños medicinales. El 13 de julio de 1793,
cuando Charlotte Corday le da la lista con los supuestos traidores aprovecha
para darle una puñalada en el pecho. Jean-Paul Marat muere en el acto y la voz
de su periódico silenciada. La misma Charlotte Corday afirma que, con la muerte
de Marat, esperaba que volviera la paz a Francia. No tarda mucho en ser
ejecutada por ello.
Unos días después de
la muerte de Charlotte Corday y 8 meses después de la ejecución de Luis XVI,
María Antonieta es encerrada en la denominada “antesala de la muerte”. El 15 de
octubre es celebrado el juicio de María Antonieta, dónde es acusada de traición
y de dilapidar los fondos nacionales. Corre el mismo destino que su marido y
muere guillotinada.
Francia está siendo
atacada por varios lugares. Aliados y enemigos atacan para enriquecerse de sus
recursos, ganar territorios y debilitar a Francia para siempre. Danton y
Robespierre se dan cuenta de que al única manera de frenarlos es atacar y crean
una nueva ley marcial. Se instaura, en ese momento, el Reino del Terror. La mínima
sospecha de ir en contra de la Revolución podía suponer la entrada al patíbulo.
Para consolidar el
poder se forma un consejo de 12 hombres que denominan “El Comité de Seguridad Pública”.
Este comité se acabo haciendo un comité de personas que gobernaban Francia como
si de una dictadura se tratase, con Robespierre a la cabeza y que era uno de
los principales partícipes de la pena de
muerte. Es curioso, cuanto menos, su cambio, ya que él mismo decía al principio
que no debía ser así. También restituyó la censura, que era más propio del
Antiguo Régimen, dejando de lado su idea de libertad de prensa con la que había
comenzado.
Jacques-Renée Evert fue
una de las personas que decía que la Iglesia era la que hacía que el fanatismo
y cosas similares estuviesen ahí. De ese modo, la destrucción de Iglesias por
parte de la Revolución fue enorme. Ni siquiera se quedó el calendario cristiano.
Mientras tanto, en
el frente de batalla, los ejércitos guiados por el joven Napoleón comienzan a
vencer y los ingleses se tienen que retirar en la batalla de Tulón. La Revolución
está en su máximo poder y Robespierre ha asegurado su éxito manteniendo a los
enemigos de la Revolución y sembrando el terror.
Para Danton, la Revolución
está yendo por el camino equivocado y tanto él como sus seguidores creen que es
el momento de acabar con el terror porque éste ya ha hecho su función. Reclama
que hay que establecer una nueva base de gobierno y monta un grupo para ver
como acabar con el gobierno. Robespierre no lo ve como una opinión política
diferente, sino como una traición; y como hemos comentado antes, para
Robespierre sólo hay una respuesta para la traición: muerte. Danton y sus seguidores son ejecutados. Las últimas
palabras de Danton son: “de lo único que me arrepiento es de irme antes que esa
rata de Robespierre”.
Con los dantonistas
fuera de su camino, Robespierre inicia en su camino un reinado de terror aún más
severo: el gran terror. Se calcula que se hacían 800 ejecuciones al mes, quizá
más. El 6 de junio de 1794 las carretas de la muerte dejan de sonar. Robespierre
ha declarado un nuevo día de fiesta religiosa. Busca reemplazar al dios supremo
por otro, la diosa de la razón. Mientras tanto, los aliados de Robespierre se
dan cuenta de que ha perdido todo contacto con la realidad. El 27 de junio
Robespierre anuncia que tiene una nueva lista de traidores, pero no la quiere
dar. Se trata del último discurso que dará. Con todo el mundo nervioso por si
está en ella, y antes de que la dé el día siguiente, es acallado por las voces
que le interrumpen, es acusado de rebeldía y es expulsado de La Convención. Es
encerrado en la prisión. A la mañana siguiente los guardias oyen un disparo,
van a ver que ha ocurrido y se encuentran con que uno de los aliados de Robespierre
se ha tirado por la ventana, otro se ha pegado un tiro y Robespierre está semi
inconsciente, con una herida de bala en la cabeza y la mandíbula desencajada
por un supuesto intento de suicidio. Robespierre pasa sus últimas horas de vida
en la mesa del Comité de Seguridad Pública. En la Consergerie, donde había
estado María Antonieta, Robespierre se prepara para ser guillotinado.
La gente quería
acabar con el terror, y al igual que con la monarquía, la única manera de
acabar con el terror es con la caída de la cabeza, es decir, con la caída de
Robespierre. El 27 de julio de 1794 la guillotina cae sobre Robespierre y la última
sangre del terror es derramada.
Aunque el terror
acaba con Robespierre, los derechos, las libertades, la república, la
democracia y los logros de la Revolución sobrevivirán a todos estos personajes
antes citados. Pasaran 5 años de incertidumbre y estancamiento hasta que el
poder se vuelva a unificar en un solo hombre: Napoleón Bonaparte.
La Revolución
Francesa es un momento en el cual la gente toma realmente las riendas de su
propio destino. La idea de que los súbditos de la monarquía más antigua, más
prestigiosa y más poderosa de Europa pudiesen reescribir su historia fue algo
que tuvo una resonancia increíble. La Revolución destruyó la Europa feudal y
cambió el curso de la civilización occidental.
Cuando Robespierre y
sus aliados estaban ocupados mirando hacia el futuro se debieron haber
preguntado cual sería el resultado final. Todavía hoy el fantasma de
Robespierre está presente en las revoluciones. Desde Rusia hasta Vietnam, desde
China a América Latina. Sea cual sea el modelo de democracia, el grito pidiendo
justicia se oirá siempre. Libertad, Igualdad, Fraternidad. ¡Por la Revolución!